martes, 8 de diciembre de 2009

Sacado de Diario El Telégrafo


Dávila Andrade musicalizado en Guayaquil
Con orquesta, coro y solistas se presentó el domingo el poema Boletín y elegía de las mitas।

Boletín y elegía de las mitas, la obra cumbre del poeta cuencano César Dávila Andrade (1918-1967), es una pieza lírica que denuncia la opresión de los indígenas a manos de los conquistadores। Su esencia de protesta, plasmada a lo largo de doce estrofas, fue capturada y musicalizada por el maestro lojano Édgar Palacios en una obra que el domingo pasado se presentó por primera vez, en Guayaquil.

El Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro fue el escenario que, con casi la mitad de sus butacas ocupadas, acogió la propuesta। La Orquesta Sinfónica Juvenil de Guayaquil, dirigida por Patricio Jaramillo; el coro de la Universidad Nacional de Loja; y los solistas Cecilia Tapia (soprano), Dhaily Naranjo (mezzoprano), Santiago Erráez (tenor) y Olmes Nogales (barítono) fueron los intérpretes.

El concierto comenzó a las 18:00, con una breve introducción de la Sinfónica Juvenil. Luego, en el tercer ítem del programa, aparecieron los versos de Dávila Andrade. “Yo soy Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernabé Ladña...” cantaba el coro, intentando convertirse en una sola voz para encarnar el sentimiento de un pueblo entero sometido por extranjeros en su propia tierra.
En estilo recitativo, Olmes Nogales narraba algunos fragmentos del poema। Entonces, como gaviotas que encogen sus alas, los violinistas descansaban de sus instrumentos y los alejaban de sus hombros. “A Melchor Pumaluisa, hijo de Guápulo / En medio patio de hacienda, con cuchillo de abrir chanchos /cortáronle testes...” declamaba con fuerza e indignación el barítono, mientras sus compañeros vocalistas permanecían silentes.

El narrador de la pieza -voz colectiva de una raza- se dirigía a dos “tú”। El primero es Pachacámac, “señor del universo”; a él en forma de reclamo. Los conquistadores, reducidos a una persona única, eran los otros destinatarios. El escritor Jorge Dávila Vásquez, sobrino del autor de Boletín y elegía de las mitas, considera que la calidad poética de la obra está dada por la fuerza de conjunto del poema. Además opina que la composición tiene selecciones y elaboraciones literarias “sumamente cuidadosas de los elementos expresivos”. Estos componentes son alternados por la orquesta, el coro y los solistas en la versión musicalizada por Palacios. Al final de la cantata, que duró cerca de una hora, los asistentes ovacionaron a los músicos, al director y al compositor, que también subió al escenario para recibir un ramo de flores.

Édgar Palacios, nacido en Loja en 1940, realizó sus estudios superiores en un conservatorio de Bucarest (Rumania)। Empezó con la musicalización de la obra de Dávila Andrade en la década del setenta. “Creo que ese poema es una de las verdades más extraordinarias de la patria”, dijo en alguna ocasión el músico, fundador del Coro de Loja y del Sistema Nacional de Música para Niños Especiales (Sinamune).
La presentación, como parte de las celebraciones del Bicentenario, fue gratuita.

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